Había llegado el momento
de la despedida, emprendiendo el viaje hacia el arcoíris y el azul total. Los
vientos enérgicos armaron las velas del barco que navegó por la pradera del
descanso eterno. Alas de fuertes halcones os acurrucaron hasta que posarais en
el árbol mágico del ensueño. Viajasteis al anochecer y al amanecer, quizás una
mañana fría de invierno y una tarde calurosa de junio. Marchasteis cuando rompía
la flor del almendro o tal vez cuando voló la última golondrina del alero de la
casa. Viaje sin retorno, dramática despedida para los que nos quedamos en el
puerto viendo el barco desaparecer lentamente
entre brumas y oleaje.
Pero sabed que nosotros seguimos
a vuestro lado, continuáis presentes, muy presentes y os recordamos intentando rebosar vida motivada por la fuerza que hubo
en vuestros ojos y manos. Recuerdos que afloran con más ímpetu y nostalgia
estos días de fiestas patronales. Porque vosotros erais pieza clave, eslabón
que unía amigos y familia, referencia para el disfrute, la fiesta y la
charrera. Subíamos las escaleras de casa y ahí estabais, íbamos a por agua a la
nevera y vuestros pasos se oían detrás, bajábamos a la bodega y vuestra voz
retumbaba por la casa. Aquí estamos bien,
seguimos con luchas diarias, alegrías, deseos, fracasos, naciendo, creciendo y volando,
mientras se producen a nuestro alrededor
cambios constantes y vertiginosos.
Estáis presentes cuando
suena la charanga por las calles del pueblo, marcando el compás las frágiles
banderetas agitadas por el aire de fuego, en el pregón de fiestas arropado con
sus queridas majas o cuando apagan las luces para correr el toro de fuego. Presentes
en esos momentos que nos acompañabais en el viaje de las carrozas, en el bar
echando un guiñote o en la ofrenda de Nuestra Señora la Virgen del Agua. De
vosotros aprendimos a derrochar alegría
y ganas de vivir, sabiendo que a todos que amabais les recomendabais que disfrutaran al máximo estos días de
fiesta en buena compañía y armonía. Hemos tomado nota.
Estas líneas sólo quieren
ser un humilde y emotivo recordatorio para vosotros padres, hermanos, hijos,
tíos, abuelos, amigos y familiares en general que subisteis a ese barco de
sedas blancas, con rumbo hacia la lejanía sin retorno. Porque sé que a muchos
de nosotros, cuando nos sucede algo sorprendente o los sentidos se manifiestan,
nos viene a veces al pensamiento nuestro
ausente presente.
Sabedores que los barcos
de sedas blancas siguen zarpando inexorablemente, somos conscientes del dolor
que produce esa ruptura, pero pensemos que ellos nos querrían ver como ahora,
de fiesta, sonriendo y siendo felices.
Sentir es saludable,
expresar nuestras emociones de tristeza para convertirlas en posible alegría,
mejor todavía. Vivamos ahora intensamente con nuestros seres queridos el
presente y abracémonos más diciendo te quiero, me gusta estar a tu lado. Hagamos
reír o por lo menos, sonreír a quien nos importa mucho y no tanto. Y estos días
de fiestas, bailaremos, iremos a la peña, saldremos a las terrazas de los bares y nos
juntaremos con las cuadrillas. La mesa se hará más grande y las habitaciones de
las casas se llenarán de maletas y juguetes. No habrá ningún vacío, ningún
hueco, porque vosotros ausentes estáis muy presentes ocupando el mejor sitio de
la casa y de nuestro corazón.
(Colaboración programa de fiestas de Castellote 2018)