La semana pasada estaba hojeando el XLSemanal y en la sección "conocer" aparecía la imagen de un mochuelo europeo pero lo habían identificado como una lechuza. Como considero que es un error grueso dado el contexto de la información (conocer naturaleza), escribí a la redacción de la revista para que se dieran cuenta. Imagino que más lectores habrán reaccionado como yo y solucionado, en la edición digital, ya han modificado el texto por el nombre correcto: mochuelo europeo. Gracias.
23 agosto 2018
16 agosto 2018
Ausentes presentes
Había llegado el momento
de la despedida, emprendiendo el viaje hacia el arcoíris y el azul total. Los
vientos enérgicos armaron las velas del barco que navegó por la pradera del
descanso eterno. Alas de fuertes halcones os acurrucaron hasta que posarais en
el árbol mágico del ensueño. Viajasteis al anochecer y al amanecer, quizás una
mañana fría de invierno y una tarde calurosa de junio. Marchasteis cuando rompía
la flor del almendro o tal vez cuando voló la última golondrina del alero de la
casa. Viaje sin retorno, dramática despedida para los que nos quedamos en el
puerto viendo el barco desaparecer lentamente
entre brumas y oleaje.
Pero sabed que nosotros seguimos
a vuestro lado, continuáis presentes, muy presentes y os recordamos intentando rebosar vida motivada por la fuerza que hubo
en vuestros ojos y manos. Recuerdos que afloran con más ímpetu y nostalgia
estos días de fiestas patronales. Porque vosotros erais pieza clave, eslabón
que unía amigos y familia, referencia para el disfrute, la fiesta y la
charrera. Subíamos las escaleras de casa y ahí estabais, íbamos a por agua a la
nevera y vuestros pasos se oían detrás, bajábamos a la bodega y vuestra voz
retumbaba por la casa. Aquí estamos bien,
seguimos con luchas diarias, alegrías, deseos, fracasos, naciendo, creciendo y volando,
mientras se producen a nuestro alrededor
cambios constantes y vertiginosos.
Estáis presentes cuando
suena la charanga por las calles del pueblo, marcando el compás las frágiles
banderetas agitadas por el aire de fuego, en el pregón de fiestas arropado con
sus queridas majas o cuando apagan las luces para correr el toro de fuego. Presentes
en esos momentos que nos acompañabais en el viaje de las carrozas, en el bar
echando un guiñote o en la ofrenda de Nuestra Señora la Virgen del Agua. De
vosotros aprendimos a derrochar alegría
y ganas de vivir, sabiendo que a todos que amabais les recomendabais que disfrutaran al máximo estos días de
fiesta en buena compañía y armonía. Hemos tomado nota.
Estas líneas sólo quieren
ser un humilde y emotivo recordatorio para vosotros padres, hermanos, hijos,
tíos, abuelos, amigos y familiares en general que subisteis a ese barco de
sedas blancas, con rumbo hacia la lejanía sin retorno. Porque sé que a muchos
de nosotros, cuando nos sucede algo sorprendente o los sentidos se manifiestan,
nos viene a veces al pensamiento nuestro
ausente presente.
Sabedores que los barcos
de sedas blancas siguen zarpando inexorablemente, somos conscientes del dolor
que produce esa ruptura, pero pensemos que ellos nos querrían ver como ahora,
de fiesta, sonriendo y siendo felices.
Sentir es saludable,
expresar nuestras emociones de tristeza para convertirlas en posible alegría,
mejor todavía. Vivamos ahora intensamente con nuestros seres queridos el
presente y abracémonos más diciendo te quiero, me gusta estar a tu lado. Hagamos
reír o por lo menos, sonreír a quien nos importa mucho y no tanto. Y estos días
de fiestas, bailaremos, iremos a la peña, saldremos a las terrazas de los bares y nos
juntaremos con las cuadrillas. La mesa se hará más grande y las habitaciones de
las casas se llenarán de maletas y juguetes. No habrá ningún vacío, ningún
hueco, porque vosotros ausentes estáis muy presentes ocupando el mejor sitio de
la casa y de nuestro corazón.
(Colaboración programa de fiestas de Castellote 2018)
23 julio 2018
16 agosto 2017
El pantano de Santolea
Eres
colosal escultura de piedra y agua, salvaje, refugio de la cabra montesa, el
jabalí y el águila perdicera. Tus brazos se extienden hacia los adentros, hacia
la tierra prometida y fértil. Aguas adormecidas del amanecer que despertáis con
el canto del perdigacho vigilante desde las crestas. Remansos que son trazados
por somormujos y ánades azulones.
La
hermosura en cada rincón desvela sensaciones diferentes: en la presa, mostrándote
fuerte, enérgico. Ese paredón, obra maestra de la ingeniería, te hace altivo y
arrogante provocando tu furia en forma de chorros de agua para que el río
Guadalope continúe su andadura hacia lugares cercanos y lejanos. El muro es
punto de encuentro de multitud de personas y cuadrillas parando casi todos para
observarte y poder sentir la altura y caída desde el lado del sobradero o girar
la vista siguiendo el oleaje. Entonces, intuimos las maravillas que atesoras en
un recorrido de agua acariciada por diferentes luces, estaciones, vientos y sonidos del silencio que te hacen
más estimulante.
Esta primera parada hace años era un lugar de
baño, juego y confidencias. ¿Quién no se
ha capuzado alguna vez aquí en verano? Desde el muro de la presa, la panorámica
está garantizada, pero, ¿qué habrá más arriba?
Es
momento de ascender hasta el primer mirador del embalse donde las paredes de
roca caliza van formando desfiladeros espectaculares. Aquí, el pantano se encajona
y sus aguas se amansan rodeadas de pinos, aliagas y tomillos. Las orillas son
de fina arena blanca, de ahí su nombre cariñoso y reconocido por todos
nosotros: pasado el primer túnel, se encuentra la playa del pantano. Ahora eres
más agreste y salvaje perfilado por los roquedos y monotes que sujetan al
buitre y paloma bravía. La cabra montesa se refugia en los altos y de cuando en
cuando baja a las orillas para beber entre multitud de entrantes y salientes
que descubren cuevas naturales mezcladas de vegetación y eco.
Continuamos
nuestro paseo y atravesamos un segundo túnel excavado en la roca madre
hallándonos en otro mirador en el cual podemos apreciar la grandeza del
pantano. Desde este punto, antes de llegar a las Planas, podemos contemplar al
frente la otra cola del pantano divisando a lo lejos el estrecho de Santolea y
la otra puerta de acceso por la carretera antigua que discurre hacia Ladruñán y
Las Cuevas. Barrancos como Marinombre, Hondo con sus abrigos o Torreta, desgarran
sus extremidades hasta el pantano atravesados por el té de roca y el caracol
blanco renacido en las tormentas de agosto.
Otro
enclave para no olvidar, El Perogil, acogiendo al río Regatillo que discurre
hasta el pantano entre saucedas, chopos y campos de cultivo influenciado por los
barrancos de Cantalobos y Torremocha. El
Perogil es lugar diferente a los vistos con anterioridad siendo remanso, paz y relajo. Paraje de fácil
acceso para practicar el deporte de la pesca, la canoa o merendar con la
familia y esperar los atardeceres cautivadores inundados de silencio y sólo
interrumpido por el chapoteo de los saltos de percas y carpas.
Desde
abajo, si alzamos la vista, se divisa el
perfecto puente que salva el desnivel facilitando el acceso hacia Las Planas y
Bordón y si continuamos un poco más, nos encontramos ya en el lugar más ancho
del pantano, apareciendo dos mágicas islas clavadas entre aguas turquesas. Es
un mestizaje de agua y viñedo, de olivo y pinar joven, esperanzado después de
haber sufrido un devastador incendio hace años.
Multitud
de caminos serpenteantes tatúan las proximidades a la orilla habiendo alcanzado la zona más estrecha del pantano, sellado
con una nueva presa en el lugar que se encontraba el personal puente de
Santolea, otro lugar fascinante, de pesca y paseo. Esta cola es fundamental
para abastecerlo: los barrancos de Dos Torres, Cirigulleras, del Estrecho y otros más dan el
vigor al río Guadalope que hace entrada por aquí. Nuevamente se erigen los
paredones de roca y las montañas se presentan en diferentes planos ofreciendo
vistas de lo más bellas al amanecer.
Además, podemos abandonarnos por los
alrededores como por el pueblo vivo de Santolea al cual se debe el nombre del
pantano, La Algecira, Crespol, El Higueral, El Latonar, Dos Torres, Los
Alagones, Las Planas, Bordón, Luco, Las Cuevas, Ladruñán, por el puente natural
de Fonseca, Monumento Natural, guarida
de la nutria y el cangrejo. Zona de misteriosas cuevas de arte rupestre
levantino y refugio durante la guerra civil. Nuestro pantano y su arquitectura
natural dan vida y prosperidad y hacen que no perdamos la memoria de lo que llegó
a ser, pasó y será.
(Colaboración programa de fiestas de Castellote 2017)
19 marzo 2017
Te recuerdo
Tu recuerdo permanece en mis pensamientos. Quiero no olvidarte nunca porque te quiero. Te fuiste para permanecer entre nosotros. Te echo de menos y me gustaría contarte tantas cosas, tantas nuevas buenas... Hoy el cielo es azul como tus ojos y el aire que respiro puro, fresco y natural. Día de paseo, de esos que a ti te gustaban. Y me acuerdo, papá. Mucho.
16 febrero 2017
08 septiembre 2016
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